El Papa Francisco expresa “profundo dolor” por la pérdida de vidas y los daños causados por el terrible terremoto de magnitud 7,2 que sacudió ayer, 3 de abril, la costa este de la isla de Taiwán, causando hasta el momento, según las autoridades locales, diez muertes, más de mil personas heridas, mientras que unas 700 siguen desaparecidas o varadas. En un telegrama firmado por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, y dirigido al presidente de la Conferencia Episcopal Regional China (CRBC), John Baptist Lee Keh-Mean, el Papa “asegura a todos los afectados por esta catástrofe su sentida solidaridad y cercanía espiritual”. El Pontífice, continua el telegrama, “reza por los muertos, los heridos y todos los desplazados”, así como “por el personal de emergencia comprometido en los esfuerzos de recuperación”. Sobre todos el Francisco invoca “la bendición divina de consuelo y fortaleza”.
El sisma
El violento terremoto sacudió ayer el este de Taiwán: a un seísmo inicial de magnitud 7,2 le siguieron un centenar de réplicas, al menos dos de las cuales superaron la magnitud 6. El epicentro, según el Instituto Geofísico de Estados Unidos USGS, se situó a 18 km al sureste de Hualien City, a unos 155 km al sur de la capital, Taipei, y a una profundidad de 34,8 km.
